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Permíteme que te haga una pregunta: ¿Quién crees que es el mejor médico del mundo? Piénsalo un segundo. En mi opinión, y creo que estarás de acuerdo conmigo, el mejor médico del mundo es nuestro propio cuerpo.
Esto es así, si te paras a pensar un segundo, tu cuerpo es tu mejor médico. ¿Quién sabe mejor que tu cuerpo lo que debe hacer y cuándo hacerlo para curarte? Si coges una gripe, te ayudará a curarte; si te cortas, te ayudará a sanar. ¿Quién sabe mejor que tu propio cuerpo la cantidad de ácido clorhídrico que necesita para digerir los alimentos que acabas de tomar o quién sabe mejor que tu cuerpo con qué fuerza y con qué frecuencia tiene que latir tu corazón o quién sabe mejor que tu cuerpo la cantidad de insulina que tiene que producir?
Admitámoslo, el cuerpo humano es una máquina maravillosa que se autorregula, que sabe exactamente qué es lo mejor para ella, para su supervivencia y para su funcionamiento óptimo.
Imagínate que estás en la cocina cortando tomates y, de repente, se te desliza el cuchillo y te cortas en un dedo. Si el corte permanece limpio… una semana después… ¿Qué ha sucedido? ¡Qué se ha curado! Y bien, ¿Cómo es posible eso? La razón por la que es posible es porque todos y cada uno de nosotros tenemos una habilidad innata para sanarnos a nosotros mismos. Tan pronto como nos cortamos, nuestro cuerpo envía señales de inmediato para curar esa herida enviando glóbulos blancos para combatir la infección, mediante el factor de coagulación para formar una costra,…
Ahora, la pregunta siguiente es: ¿qué órgano de tu cuerpo envía los mensajes de curación? Si respondes que es el sistema nervioso, la respuesta es correcta. El cerebro envía señales a través de la médula espinal a los nervios que salen de la columna vertebral hasta llegar al dedo para indicarle que debe curarse.
Lo que sucede es que, debido a tensiones diarias, tales como caídas, malas posturas, movimientos repetitivos, accidentes, esfuerzos, tensiones mentales, mala alimentación u otras agresiones químicas, los huesos de nuestra columna pueden moverse de su sitio y perder la alineación correcta, presionando un nervio e interfiriendo con la transmisión del impulso mental. Esto es lo que llamamos subluxación verterbral.
Imagínate que esto ocurre en el nervio que controla el dedo. ¿Crees que se va curar tan bien o tan rápido como podría? Por supuesto que no. Ten en cuenta que hay nervios que se dirigen a todos los órganos y células del cuerpo (corazón, pulmones, riñones, estómago, próstata,…). ¿Crees que tus órganos pueden funcionar y sanar correctamente si la conexión con el nervio está cortada por una subluxación? Por supuesto que no.
Si tienes una subluxación, el médico que llevas dentro no puede funcionar bien y esto da lugar a un mal funcionamiento y a una peor curación del cuerpo.
Nuestro objetivo en la consulta es corregir estas subluxaciones, eliminar las interferencias y volver a conectar el cuerpo con el médico que llevas dentro para que pueda sanar y disfrutar de una salud y una VIDA óptimas.
La Quiropráctica es mucho más que curar un dolor de espalda, se trata de mejorar la calidad de vida mediante la manifestación y el funcionamiento apropiado del sistema nervioso.