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Hoy me gustaría centrarme en la salud y su relación con la alimentación de productos de temporada.
Y es que comer alimentos del tiempo es bueno para la salud, el paladar, el bolsillo y el medio ambiente. Además de ayudar a reducir el CO2 y apoyar la sostenibilidad de la tierra, consumimos alimentos que han sido recogidos en su punto óptimo de maduración conservando mejor sus propiedades nutricionales, el sabor y los aromas, a un precio justo y que favorece la economía local.
Tengo pacientes agricultores que entienden y constatan que la Naturaleza es sabia y nos ofrece en cada estación lo que necesitamos. No es casualidad que ahora, en otoño, la tierra nos de frutas y hortalizas ricas en vitamina C para ayudar a reforzar el sistema inmune y prepararnos frente a gripes y resfriados.
Pero estamos en una sociedad que carece de cultura agrícola y nos hemos acostumbrado a “recolectar” todo tipo de alimentos en el supermercado. Encontramos tomates en invierno y naranjas en verano. ¿Es necesario traer fruta y verdura congelada desde países lejanos cuando tenemos cerca de casa otra recién recolectada? Piénsalo un momento.
Mi propósito es que medites sobre ello y te des cuenta de todas las ventajas que tiene comer los productos que tocan en cada época del año. Ahora, por ejemplo, es el turno de las acelgas, las coles, los puerros, las cebollas, los kiwis, las manzanas, los cítricos (mandarina, lima, naranja,… ), los rábanos, la remolacha, las setas, el caqui, las granadas, los boniatos o las castañas.
De todos ellos he escogido unos pocos por sus propiedades nutricionales y porque estoy seguro de que además de interesar, algunos te van a sorprender:
– Kiwi: especialmente rico vitamina C (doble que la naranja) y de fibra, favoreciendo el tránsito intestinal, regula los niveles de colesterol, triglicéridos y azúcar en la sangre y previene el estreñimiento. Aporta magnesio, esencial para los huesos y es una de las pocas frutas que encierra en sus semillas omega 3, las grasas más sanas para el corazón y el cerebro. Muy rico en sustancias antioxidantes, una garantía de salud ante enfermedades relacionadas con el envejecimiento celular como el cáncer, los trastornos cardiovasculares, la obesidad, la diabetes o algunas dolencias de la vista, como las cataratas y la degeneración macular. Es además rico en ácido fólico, importante para prevenir la espina bífida durante el embarazo, así como para la formación de glóbulos rojos.
– Acelga: supernutritiva, reforzante y fuente excelente de calcio. Debido a su riqueza en fibra, se aconseja a quienes padecen dificultades en el tránsito intestinal y también en casos de gastritis y hemorroides. Su alto contenido en hierro y la presencia de cobre, ayuda a tratar la anemia ferropénica. Si quieres perder peso debes incluirla en tu dieta.
– Batata o boniato: poderoso antioxidante, previene las cataratas y trastornos inmunitarios. Posee un alto contenido en manganeso, mineral que interviene en la formación de huesos y cartílagos. Para la medicina tradicional china, el boniato beneficia al bazo y al pulmón, y consolida el riñón, además de calentar y fortalecer el organismo.
– Col: protege el hígado y posee propiedades antirreumáticas. Además, su riqueza en clorofila junto a su relevante aporte en vitamina C, favorece la asimilación del hierro combatiendo la anemia. Es rica en ácido fólico, también en potasio, que controla la presión arteria. Fortalece el esqueleto y equilibra el sistema nervioso, además de favorecer el buen estado de la piel y las mucosas. Es depurativa, remineralizante y posee propiedades desinfectantes.
– Cebolla: excelente remedio natural. Son tantos los beneficios de comer cebolla que podríamos dedicar páginas y páginas. Depurativa, cardiosaludable y diurética. Ayuda en casos de edemas, hipertensión y piernas pesadas. Digestiva porque previene la fermentación intestinal, la presencia de parásitos y hongos, y el estreñimiento. Alivia las digestiones pesadas. Es prebiótica porque estimula el crecimiento de bifidobacterias en el intestino e inhiben el desarrollo de bacterias patógenas. Antioxidante, antiinflamatoria, antialérgica, ayuda a reducir el nivel de azúcar en la sangre en las personas diabéticas. Es eficaz frente a problemas respiratorios como resfriados, bronquitis y asma.
-Calabaza: otro de los alimentos más terapeúticos de nuestra huerta. Contribuye al buen estado de la piel, los huesos y los dientes, así como del sistema nervioso y el aparato digestivo. Presenta una gran riqueza vitamínica. Consumida habitualmente puede resultar beneficiosa en muchos trastornos de salud como cistitis, retención de líquidos, insuficiencia renal, hipertensión arterial, faringitis, laringitis, bronquitis o asma. Mantiene el nivel adecuado de colesterol y combate la anemia, infecciones crónicas, la gripe, gastritis, úlcera gastroduodenal, estreñimiento o parásitos intestinales. Además previene enfermedades degenerativas, y también ayuda en estados de ansiedad, estrés, depresión e insomnio.
No perdamos la esencia y el contacto con la naturaleza, con la tierra, y comamos alimentos que crecen respetando los ciclos naturales, tu cuerpo te lo agradecerá. Y recuerda: somos lo que comemos.