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Después de los excesos qué mejor que volver a recordarnos que nos tenemos que cuidar y una manera de hacerlo en la época en la que nos encontramos es con una dieta depurativa.
Con ella desintoxicamos el cuerpo, eliminamos las impurezas que lo contaminan contribuyendo a alcalinizar el organismo, a eliminar líquidos corporales, a limpiar el intestino y a depurar el hígado. Además te aportará luminosidad a la piel y te hará sentir con más energía y vitalidad. Son muchos los beneficios.
Los alimentos nos proporcionan energía y a través de ellos obtenemos los nutrientes que nuestro organismo necesita. La comida ingerida se transforma en unidades más pequeñas, las moléculas, para poder ser absorbidas, transportadas por la sangre y utilizadas por las células. En estos procesos se generan también sustancias de desecho, C02, urea, ácido úrico,… que deben ser eliminadas. El hígado, los riñones, el sistema linfático, los pulmones y la piel son los encargados de hacerlo.
Estas sustancias de desecho del metabolismo se generan en mayor cantidad cuando ingerimos alimentación inadecuada, me refiero a excedernos con los dulces, las grasas, el alcohol o comida procesada. Debemos ser conscientes de que muchos alimentos llevan conservantes, aromatizantes y otros sustancias químicas que contaminan nuestro cuerpo. Junto a ello, diariamente y sin apenas ser conscientes, estamos en contacto continuo con otros contaminantes como pueden ser los productos de limpieza, las pinturas, las lacas, la contaminación atmosférica… que van penetrando lentamente en nuestro organismo.
Y otro factor a tener muy en cuenta y que incide en todo este proceso metabólico es, por supuesto, el estrés emocional. Las preocupaciones, las emociones mal canalizadas … influyen enormemente en nuestro cuerpo y en su comportamiento interno. Es otra manera de contaminarlo. Esta dieta purificante te hará sentirte mejor.
Existen infinidad de dietas depurativas, todas se caracterizan por la recomendación de beber agua y por la ingesta de alimentos vegetales, granos integrales, frutas y semillas. Si tu dieta se compone de ellos mejorará tu transito intestinal y te ayudará a limpiar el hígado.
Toma nota:
-Abusa de verduras de hoja verde ricas en clorofila, de las amargas (alcachofa, escarola, endivia, etc) y de las raíces (nabo, remolacha, zanahoria). Las verduras con mayor efecto depurativo son las ricas en azufre, como el ajo y la cebolla. Mete también en tu alimentación los espárragos.
– Come fruta: peras, manzanas, papaya, piña a media tarde o a la mañana.
– Hazte jugos de pepino, apio, manzana, perejil, acelga o papaya.
– Los cereales integrales deben estar presentes. El arroz es el rey pero un cereal con enormes propiedades depurativa es la avena. En el desayuno entran muy bien, y si los cueces, mejor.
– Combina distintas proteínas vegetales, granos, legumbres, semillas y frutos secos.
– Puedes comer proteínas ligeras, como pavo, pollo.
– Bebe 1,5 litro al día de agua. Mejor filtrada o mineral. Evita la del grifo, contaminada y rica en cloro.
– Suprime el azúcar para que, entre otros motivos, no dificulten el trabajo de hígado y riñones.
– Elimina las grasas malas, es decir, embutidos, carnes grasas, mantequillas, y claro, la bollería y pastelería industrial, los alimentos refinados, y procesados.
– Son muy recomendables las infusiones de cola de caballo, diente de león o de ortiga porque son plantas con propiedades diuréticas y depurativas. Mejor por la mañana o a media mañana.
– Y cocina al vapor, a cocción o a la plancha. Resulta más saludable y además los alimentos conservan mejor sus nutrientes.
Esta limpieza interior puede ir acompañada de una “limpieza de cabeza”, aquello de poner en orden nuestros pensamientos, lo que queremos cambiar en nuestra vida, lo que deseamos que continúe igual, lo que tenemos que priorizar…
Enero es un buen momento para hacer este tipo de dieta, también la primavera y el otoño. Y a lo largo de todo el año evita cargar el organismo, se consiente de lo que comes y adquiere un hábito de vida sano. Lo sentirás por dentro y por fuera.