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Hay algo un poco extraño que me gustaría que te imaginaras por un momento: ¿qué pasaría si tuvieras que ir a la tienda a comprar tu propio cuerpo? En primer lugar, se trata de una máquina increíble que te costaría millones y millones de euros y, lo más importante, una vez que llegaras a tu casa con tu nuevo cuerpo, sabiendo que es una cosa tan compleja y lo que te ha costado comprarlo… ¿cómo lo cuidarías?
Piensa en esto un momento: ¿estás dando por hecho que tu cuerpo es así porque sí? ¿Estás haciendo todo lo que puedes para que funcione de manera óptima? Porque si lo hubieras tenido que comprar, probablemente le darías los mejores alimentos posibles, mucha agua, harías ejercicio y todo lo que fuera posible para que durara el mayor tiempo posible.
No estoy echándote la culpa de nada, pero me gustaría que pensaras detenidamente sobre tus hábitos de salud y que descubrieras si son hábitos de salud o de enfermedad. ¿Estás tratando tu cuerpo como se debe tratar para que funcione a pleno rendimiento o estás llenándolo de basura y de productos químicos y no estás cuidándolo para que se mantenga sano en el futuro.
Hay una expresión que dice: “si entra basura, sale basura”. Esto simplemente significa que si metes basura al organismo, saldrá basura (en este caso, enfermedades y mala salud).
La clave de la salud, como he dicho muchas veces, es mantener lo que tienes en lugar de tratar de recuperar lo que has perdido. Para que esto sea así, es probable que tengas que cambiar los hábitos que has tenido durante años (ya sé que es duro) y tomar decisiones conscientes todos los días que respalden una vida saludable.
La próxima vez que estés a punto de comer algo o de tomar un medicamento o de beber algo o de no hacer ejercicio durante varios días o de saltarte el ajuste quiropráctico porque está lloviendo, hazte esta simple pregunta: ¿es esta la mejor decisión que puedo tomar ahora mismo para mi salud y bienestar?
Si puedes responder de verdad y con honestidad, con la mano en el corazón, que sí, sigue adelante y hazlo. Pero si tienes la más mínima duda, entonces la respuesta más probable es que no y mi consejo es que no tomes esa decisión.
No siempre es fácil o conveniente, pero nadie dijo que mantenerse saludable durante el resto de tu vida sería una tarea fácil.